Autómata (Gabe Ibáñez, 2014) es un proyecto agridulce en el que se ofrecen dos partes claramente enfrentadas. En la primera parte de la cinta vemos una propuesta muy interesante que nos adentra en un futuro apocalíptico donde los humanos conviven con máquinas que están a su servicio. La puesta en escena, la introducción de los personajes y el montaje nos hacen disfrutar de un thriller atrayente. Sin embargo, en la segunda parte se perciben claramente unos fallos de guión que hacen que se pierda el entretenimiento y algunas de las escenas lleguen a parecer ridículas, haciendo que este proyecto que inevitablemente recordaba a películas como Blade Runner (Ridley Scott, 1982) Terminator 2: El juicio final (James Cameron, 1991) o WALL E (Andrew Stanton, 2008) empiece a parecer más una película de ciencia ficción dirigida hacia el sin sentido.

Aún así tiene mérito que el cine español siga haciendo películas dentro del género de la ciencia ficción con el alto coste que se requiere para hacerlas. No obstante, hay que recordar el filme español Eva (Kike Maíllo, 2011), que hace unos años ya nos acercó a una realidad semejante en donde la humanidad cohabitaba con criaturas mecanizadas. La propuesta de Maíllo demostraba que el cine español puede hacer un buen largometraje de ciencia ficción con un ritmo estable, un guión pulido, interpretaciones más convincentes que las de Banderas, Griffith o McDermott, y en resumen, una película que en su conjunto es altamente superior a lo que es Autómata.