Un entrenador de baloncesto está viviendo una crisis personal que termina con su carrera profesional cuando una jueza le condena a noventa días de cárcel que puede evitar si entrena a un grupo de jóvenes con síndrome de down en un centro cultural al que ayuda el ayuntamiento. Ese es el tema principal de Campeones (Javier Fesser, 2018), la película española del año que relata una historia sobre humanidad y generosidad que tiene el deporte como nexo común.

Campeones deja atrás la mirada compasiva hacia un colectivo como las personas con síndrome de down y hace que sus protagonistas formados por un grupo de jóvenes con discapacidades intelectuales sean quienes llevan la carga humorística en esta comedia dramática. Gracias al conector de la historia que interpreta el actor Javier Gutiérrez de una manera brillante e hilarante, la película juega con los estereotipos para crear el tono de comedia y es un retrato del comportamiento de una mayoría de la sociedad hacia los colectivos minoritarios.

El componente humano que forman este equipo de jóvenes independientes junto a su entrenador de baloncesto basado en el trabajo conjunto así como el aprendizaje que adquieren fundado en la confianza y el respeto son las claves de esta película española que traslada rápidamente el realismo de su historia al espectador. Campeones pretende quitar ese miedo del espectador hacia las personas con discapacidades —que muchas veces es ocasionado por nuestra ignorancia y desconocimiento sobre el tema—, a través de una película de entretenimiento repleta de humor y crítica social.