Es curioso la cantidad de películas sobre atracos que se han hecho en la historia del cine y que han dado como resultado cintas injustamente valoradas como Le Llaman Bodhi (Point Break, Kathryn Bigelow, 1991), Confidence (James Foley, 2003) o The Italian Job (F. Gary Gray, 2003), y otras con más renombre pero igualmente recomendables como Reservoir Dogs (Quentin Tarantino, 1992), Heat (Michael Mann, 1995) o The Town (Ben Affleck, 2010). Cien años de perdón (Daniel Calparsoro, 2016) es otra película con una trama centrada en el atraco a un banco como ya lo han sido en el cine español La caja 507 (Enrique Urbizu, 2002), The Pelayos (Eduard Cortés, 2012) o El Desconocido (Dani de la Torre, 2015) —con la que Luis Tosar también repite como protagonista—, si no fuera porque la política se mezcla en su trama y una cuestión de actualidad se plantea en medio de este robo a un banco valenciano.

Cada vez más el cine español escoge el thriller como técnica para reavivar una industria que se ha centrado en la comedia y en el drama en los últimos años. Esta producción española-argentina que protagonizan los actores Rodrigo de la Serna, Luis Tosar, Raúl Arévalo y José Coronado relata una historia lineal como en la mayoría de este tipo de géneros, en el que las sorpresas suelen ser poco impresionantes pero en las que la trama es la que hace que el espectador se mantenga enganchado en la historia. Los thrillers suelen ir acompañados de secuencias de acción con las que el entretenimiento pretende estar presente durante todo el metraje. Curiosamente, Daniel Calparsoro no utiliza la acción en esta cinta sino que explota la trama política, destacando los asuntos gubernamentales frente al thriller en sí, con el que los espectadores argentinos y españoles se sentirán identificados por la realidad de los hechos que presenta. Y es que, para que el propio espectador se vuelva del bando de unos ladrones que asaltan bancos antes que del bando de la policía o el centro nacional de inteligencia que supuestamente nos protege, no debemos tener tanta confianza en los gobiernos que nos representan.