La ciudad de las estrellas (La La Land, Damien Chazelle, 2017) es el musical del año y nos cuenta la historia de una camarera que intenta convertirse en actriz a pesar de los continuos rechazos que recibe en cada audición que realiza, y un músico de jazz que se ve obligado a adaptarse a una época en la que el jazz se está reinventando. Ambos luchan por sus respectivos sueños cuando se conocen y deben hacer frente a una de las épocas más difíciles de sus carreras. A través de la música pero sobre todo del juego continuo con la iluminación y los colores, La ciudad de las estrellas se convierte en un derroche de energía y positivismo con el que el filme intenta que el espectador comience a soñar en una realidad posible y cercana que se recrea en las historias de cuento de hadas.

El director Damien Chazelle se estrena con su tercera película tras la sorprendente Whiplash (2014), y la vuelve a mostrarnos su admiración por la música jazz, arriesgando de nuevo en este proyecto y exprimiendo al máximo cada secuencia. También vuelven a trabajar juntos los actores Emma Stone y Ryan Gosling en la que es su tercera colaboración hasta el momento, y con la que vuelven a mostrar que su química sigue cautivando al público, convirtiéndose así en la pareja de moda de Hollywood tras sus previos romances en los largometrajes Crazy, Stupid, Love (2011) y Gangster Squad (2013). La La Land es una nueva forma de relatar un musical en el que visualmente vemos un torbellino de colores seguidos de constantes cambios en la iluminación, que dan lugar a unos planos de ensueño que sirven como apología hacia la lucha por nuestra ambición con un trasfondo claro de la fantasía del sueño americano, pero también con una crítica a las dificultades que tienen los artistas que no llegan a triunfar en el mundo del espectáculo.