Tras la realización de un documental, un cortometraje, dos series de televisión y una magnífica película como es Lion (Garth Davis, 2016), en la que contaba la historia real de un niño indio que tras perderse en Calcuta, es adoptado por una familia australiana y con los años decide buscar a la que es su familia biológica, el director Garth Davis se embarca en su segundo largometraje con una historia que todos hemos escuchado alguna vez en nuestra vida, y tanto el cine como la televisión han adaptado en anteriores ocasiones. María Magdalena (Mary Magdalene, 2018) narra la historia de María, una mujer creyente que se revela contra el forzoso destino que sufren las mujeres que son obligadas a casarse y engendrar hijos, y decide convertirse en seguidora y discípula del hijo de Dios, Jesús de Nazaret.

La película logra situarnos desde su primera escena en una época remota que ningún espectador ha llegado a conocer pero de la que todos hemos escuchado fragmentos a lo largo de nuestra vida. Con un ritmo pausado que acompaña todo su metraje, pronto empatizamos con la protagonista, quien es sometida sufre opresión por su entorno y decide encaminarse hacia una nueva etapa que comienza siguiendo los pasos de Jesús de Nazaret, un orador y mesías que pretende reunir a la mayor cantidad de seguidores posibles en su camino hacia Jerusalén. En ese trayecto vamos conociendo a personajes secundarios relevantes en la historia como los apóstoles Judas y Pedro, o a uno de los evangelistas que escribió la vida y el mensaje de Jesucristo, Mateo.

Gracias a las excepcionales interpretaciones de sus actores principales, la representación de María de Magdala y Jesús de Nazaret así como del resto de apóstoles o la propia madre de Jesús se recrea la historia de la que tanto hemos oído —otros también leído—, centrándose en el personaje protagonista de ella aunque la imagen de Jesucristo nuble en algunos momentos su relevancia tanto en la historia como en la película. María Magdalena es una cinta bien realizada y fiel a la historia que conocemos, que pretende destacar la imagen relevante que tuvo María en los textos religiosos y cuya representación se ha visto perjudicada a lo largo de los años con otras versiones que han oscurecido su papel en el relato.