Con gran expectación se han estrenado los nuevos seis episodios de la cuarta temporada de Black Mirror (Charlie Brooker, 2017), una serie que ya se ha consolidado en el mundo de la televisión con sus originales historias que son una ventana al futuro inmediato que está llegando a nuestras vidas. Sus anteriores tres temporadas han puesto el listón demasiado alto y por ello, su creador Charlie Brooker no lo tenía nada fácil en esta nueva entrega. La diferencia más destacada con respecto a anteriores temporadas es la abundancia de papeles femeninos protagonistas que tiene esta cuarta temporada. Todos sus episodios tienen a mujeres que dan vida a madres, mujeres solteras, heroínas o víctimas, guían las historias construyendo personajes con los que vemos el futuro y observamos cómo el presente está cambiando la forma en la que concebíamos la vida hace tan sólo diez años, empezando por la propia imagen de la mujer.

Una réplica de Star Trek en la que un joven antisocial convierte sus noches en una vía de escape en la que lidera a un grupo de clones digitales humanos y se venga de ellos, la historia de una madre soltera y el afán de control de esta que no duda en implantarle un dispositivo a su hija para tenerla siempre controlada, la vida de un par de amigos que debe decidir qué hacer cuando matan a una persona en un accidente de tráfico, la rutina de dos personas que viven en un sistema que decide quién debe ser su pareja y le pone fecha de caducidad, la lucha de una mujer frente a unas máquinas que quieren acabar con su vida, y el descubrimiento de un inquietante y aterrador museo por una joven que decide parar a repostar su coche. Para desarrollar estas historias, Charlie Brooker se rodea de directores como Jodie Foster para de nuevo relatar cómo la tecnología está quitando protagonismo a las relaciones personales y sociales, y está cambiando el mundo en el que vivimos.

Esta cuarta temporada va perdiendo fuerza paulatinamente dejando en ocasiones historias más flojas que sus predecesoras —caben destacar su primer y último episodio—, pero en cualquier caso, todos los episodios siguen haciéndonos reflexionar sobre temas como la falta de privacidad, las adicciones, los errores humanos, el poder de las máquinas, la falta de comunicación o el afán vengativo del ser humano. Es por ello que podemos seguir diciendo que siempre es una buena opción ver Black Mirror ya que la mayoría de sus historias harán que nos cuestionemos la realidad del presente y el futuro al que nos encaminamos.