Según la definición de la Real Academia Española, verdugo es la persona encargada de ejecutar la pena de muerte u otros castigos corporales impuestos por la justicia. En la película El verdugo (1963), el director de cine Luis García Berlanga relata la historia de un veterano verdugo que tras pillar a su hija con el trabajador de una funeraria, la pareja contrae matrimonio y el suegro pretende convencer al joven de ocupar el puesto de verdugo que va a dejar libre y que le garantiza la posesión de una vivienda.

Con El verdugo nos trasladamos a la España de los años 60 en el que la pena de muerte estaba en vigor y recordemos, aunque fue abolida en la Constitución de 1978 con el matiz de que podía realizarse en caso de lo que pudieran disponer las leyes penales militares en tiempos de guerra, no fue hasta 1995 que la pena de muerte fue abolida bajo cualquier circunstancia. Berlanga creó una sátira del papel del verdugo con el que a modo de comedia negra relata una historia sobre el miedo a un puesto de trabajo con el que a pesar de trabajar en algo que va en contra de los principios de una persona, los beneficios de convertirte en funcionario del Estado pueden ser suficientes para aceptar un trabajo así.

Repleta de estereotipos de género que eran comunes en la época y realizando una crítica contra la pena de muerte implícita en la historia con este trío protagonista, El verdugo se ha ganado con los años una reputación desmesurada con una comedia con leves toques de humor en una historia angustiosa que es más dramática que cómica, y que a pesar de tener un final memorable con un mensaje directo y aterrador en una cinta relevante de la época, no por ello merece el título de película de culto.