⇓ SPOILERS A CONTINUACIÓN ⇓
El cine nos da la oportunidad muchas veces de ver y comprender hechos tan complicados de entender como las consecuencias de sufrir maltrato psicológico. No se ve a primera vista y quien lo sufre seguramente lo esté tapando de cara al exterior e incluso a su gente más cercana pero existe, y es importante saber que es un maltrato que tiene lugar y que debe hacérsele frente como cualquier otro tipo de abuso. Es por ello que películas como Alice, cariño (Alice, Darling; Mary Nighy, 2022) son necesarias, cuando sobre todo, saben retratar de forma tan realista ese sufrimiento diario silencioso de la víctima que lo vive, como ocurre en esta cinta.
Una excelente interpretación de la actriz Anna Kendrick, que de nuevo demuestra su valía también en el drama que compone esta complicada historia y no es mejor su actuación que en la de otras cintas aunque en este caso se hable de una tragedia y tanto le gusta a la sociedad generalizar y decir que en un melodrama las interpretaciones son siempre mejores que en el resto de géneros cinematográficos. Lo cierto es que la forma de contar la historia que ha creado su directora Mary Nighy así como esa enfatización de los pequeños detalles son las que dan sentido a la complicada situación de explicar al mundo cómo una persona sufre los efectos de la manipulación por parte de otro ser humano, haciendo que la víctima se aleje de su gente cercana, eliminando su personalidad y cambiando su propia identidad.
Una imagen de la película ‘Alice, cariño’ (Foto: Movistar Plus+)
Alice, cariño es un drama que a modo de thriller nos introduce en la vida en pareja de dos jóvenes y lo que aparentemente parecen ser dos vidas normales de cara al exterior y que, una vez que seguimos al personaje femenino, vamos comprendiendo cómo una de las partes está viviendo un proceso traumático que se guarda dentro de ella. La película muestra la vida de la víctima con imágenes de primeros planos y distintas posiciones de la cámara retratando así a la protagonista que, nos ayudan a ver la ansiedad con la que vive y el agobio que siente.
Los horrores de un maltrato que, no por no tener violencia de por medio dejan de ser terroríficos, se comprenden bien en este largometraje que nos ayuda a ver la brutalidad que supone el maltrato psicológico y abuso emocional en quien lo sufre y la convierte así en una película social que denuncia un problema que existe en la sociedad, del que no se habla lo suficiente y que todavía no está bien reconocido ni penalizado.
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