Carrie Pilby (Susan Johnson, 2016) ha sido uno de los gratos descubrimientos de este año. Esta joven solitaria de 19 años recién licenciada que derrocha inteligencia y sinceridad a partes iguales consigue atraparnos con su forma de ser y la monótona vida que lleva. Como apasionada de la lectura, disfruta de cada hoja de todos esos libros que devora cada semana y carece de una vida social y personal como que llevaría cualquier otra joven de su edad. Esta película de la directora Susan Johnson nos cuenta la particular forma de ver la vida de esta inusual adolescente que a pesar de su corta edad, demuestra más humanidad y carácter que muchos adultos cuando por ejemplo, no comprende la hipocresía de la gente y por ello, actúa según sus valores y siendo sincera con los pocos seres humanos que la rodean.

Una personalidad que es entendible pero que desgraciadamente, no tan frecuente en el ser humano y que demuestra que aunque este personaje puede parecer una persona peculiar y rara, funciona irónicamente para demostrar lo contrario. La actriz británica Bel Powley es quien da vida a la protagonista de la cinta, aportando temperamento y personalidad a una excepcional protagonista que es inteligente y sincera y que, como si de una historia de literatura se tratara, nos atrapa con sus pequeños toques de humor en un mundo aparentemente rodeado de drama en el que las relaciones personales que se crean con personajes secundarios como los de su terapeuta, su padre o su vecino son oro puro.

Todo ello con una ciudad de fondo como Nueva York que una vez más demuestra que a pesar de su gran extensión y su enorme variedad de opciones de ocio, muchos de sus ciudadanos poseen la mayor de las soledades cuando viven en la gran manzana. Carrie Pilby es cine independiente americano del bueno con una historia de ficción repleta de personajes reales en proceso de maduración a los que les rodea una fabulosa puesta en escena.