La cinta comienza con las manecillas del reloj marcando el ritmo frenético que llevará la cinta a la vez que un endemoniado balancín gira de un lado a otro, dando paso a un narrador que planteará una serie de preguntas al espectador mientras vemos en el tumulto de gente a los personajes secundarios de la película. A continuación, la cabecera será la propia Lola recreada por animación, que sin parar de correr nos llevará hasta los créditos iniciales que presentan al reparto como si fueran reclusos de una cárcel. La técnica zoom in nos llevará hasta la casa de Lola quien coge el teléfono iniciando así la historia de esta película.

Franka Potente en una imagen de la película alemana (Lola rennt, 1998)

De esta original manera, Tom Tykwer nos presenta un largometraje que ya se ha convertido en película de culto gracias a las numerosas técnicas utilizadas que crean una diversidad de planos a lo largo de la cinta, y a la música tecno que le da la sensación de rapidez que la trama plantea. Aunque su repetitiva historia pueda resultarnos pesada, la variedad de personajes que vamos conociendo a lo largo de la carrera de Franka Potente en búsqueda de ayuda para su novio hace más amena la película (que ya de por sí no es muy larga: 75 minutos), dejándonos una singular narración de la historia que tiene toques del cine de los 90 pero sobre todo, que nos deja un relato innovador e insólito.

Nota: 6/10