En la vida todo llega, unas veces antes y otras después. Y aunque no fuera en el año 2019 con todo lo que se escuchó tras su estreno, 2020 ha traído el visionado de El irlandés (The Irishman, Martin Scorsese, 2019). El nombre de Martin Scorsese y un reparto que en su mayoría ya vimos en su mítica Uno de los nuestros (Goodfellas, Martin Scorsese, 1990), se repite casi treinta años después reproduciendo una cinta similar pero que esta vez muestra a un narrador veterano que recuerda sus años de oro desde una residencia.

Si el personaje de Ray Liotta contaba con admiración su entrada en la banda de gángsters de un humilde barrio siendo tan sólo un niño en Uno de los nuestros, el personaje de Robert De Niro lo hace con una edad más avanzada y rememorando la vida que tuvo gracias a su trabajo como sicario dentro del crimen organizado en El irlandés. Martin Scorsese vuelve a dirigir un thriller de gángsters utilizando sus míticos encuadres y dotando a los personajes de un humor y un carácter que ya conocemos, pero esta vez lo realiza aportando un tono melancólico y con cierto sentimiento de añoranza a sus personajes, demostrando que la edad también ha hecho mella en él.

Scorsese sigue demostrando tener buen gusto en las canciones que elige para sus filmes, en el caso de El irlandés desarrolla su historia a ritmo de Muddy Waters, The Five Satins o Smiley Lewis, dando mayor relevancia a algunas de sus secuencias como ocurre con la primera escena y a su vez, potenciando el poder de sus personajes como sucede con los gángsters que interpretan Robert De Niro, Al Pacino o Joe Pesci. Con todo ello podríamos decir que, El irlandés ha pretendido ser una nueva película de mafiosos del director de Uno de los nuestros que finalmente se ha convertido en una cinta tan similar a su película de 1990, que simplemente es una versión modernizada de su predecesora que cambia la perspectiva desde la que se mueve su protagonista.