Esa primera escena de la familia es excepcional. La imagen de familia ideal que transmite tras solamente unos primeros momentos de relatar los días de vacaciones que este matrimonio y sus hijos pasan en un hotel de lujo en el que se alojan para esquiar en la nieve, pronto se nubla cuando un suceso inesperado tiene lugar mientras comen en el restaurante, y cada uno de los adultos reacciona de una manera distinta. Fuerza mayor (Turist, Ruben Östlund, 2014) tiene un punto de partida en su historia principal demasiado jugoso que le permite desarrollar ese debate moral que se plantea en el matrimonio con este suceso pero que además, se extrapola a otros personajes haciendo que el espectador sea testigo del suceso y también, desarrolle su propia opinión al respecto sobre lo sucedido y sobre el debate que se plantea.

Con planos largos y descentrados que en ocasiones crean unas imágenes arquitectónicas interesantes, la película de Östlund nos deja unas secuencias para el recuerdo gracias también a la música de Vivaldi con su parte III de verano de ‘Las cuatro estaciones’ que va reproduciéndose a trozos en distintas secuencias, y a una interesante secuencia con la canción ‘Reload’ y una letra que funciona de forma irónica con el relato en sí. Sin embargo, lo que podía haber sido un debate moral constructivo, reflexivo y entretenido, termina convirtiéndose en un largometraje que se hace pesado y largo para el planteamiento que ofrece, y que termina estropeándose con una parte final mucho más pésima de lo que podríamos esperar. Pese a la enorme repercusión que tuvo esta cinta tras su estreno, lo que podría haber sido grande, se queda pequeño para el sugerente debate moral que propone.