Genezis (Árpád Bogdán, 2018) es una película húngara que relata tres historias a las que les une un nexo común. El primer capítulo describe la historia de un niño gitano cuyos acontecimientos en el país que vive le destruyen su infancia. En el segundo capítulo una joven adolescente con problemas familiares que debe hacer frente también a los problemas de su novio. Y en la última parte se narra la historia de una abogada cuyo trabajo no le ayuda a lidiar con los problemas personales que sufre.

Tres relatos tremendamente realistas que van tomando forma conforme vamos conociendo a sus protagonistas componen Genezis, un drama basado en historias reales que ocurrieron en Hungría en el año 2008 cuando unos jóvenes de extrema derecha quemaron las casas donde residían familias gitanas y dispararon a quienes huían. Las tres historias de la película comparten una simbología similar mostrando elementos como el agua o el fuego con los que se pretende describir a sus personajes, reflejando los momentos en que se derrumban o los que desconectan de la realidad y se sumergen en su tranquilidad personal. Otras figuras como los perros sirven al director para mostrar la debilidad y la transformación de un ser vivo inocente en el salvajismo más puro. De esta forma, Genezis es una crítica al racismo que se extiende por todos los países como si fuera una plaga.

Destacan en Genezis por un lado, el uso del sonido que resalta el dramatismo de las historias y por otro, los distintos encuadres de la cámara que hacen que el espectador se ponga del lado de los personajes y sienta el sufrimiento que les rodea, pero éstos no son suficientes para completar el ensamblaje de las tres historias, que no están lo bastante equilibradas y a las que se suma la falta de energía de la narrativa, que hacen que Genezis plantee sucesos trágicos que nos llevan a la realidad del siglo XXI, pero que por momentos alejan al espectador de esas historias y confunden el mensaje que quiere difundir su director.

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