Hero (Ying Xiong, Zhang Yimou, 2002) cuenta la historia del reino de Qin, uno de los siete estados que hubo en China hace más de 2000 años cuando el país todavía no se había unificado. El rey Qin quería unificar China convirtiéndose así en emperador pero para ello necesitaba terminar con los asesinos contratados por el resto de monarcas para terminar con él. Todo comienza cuando se le presenta el ‘hombre sin nombre’ con las espadas de los asesinos y le cuenta la historia de lo sucedido al rey. Distintas historias con los mismos personajes intentan hacer creer al rey y al espectador que esos asesinos contratados han perdido en la lucha de espadas contra el ‘hombre sin nombre’, interpretado por el actor Jet Li. La lentitud de la historia así como la multitud de peleas de espadas y la confusión con las diversas historias parecen hacer perder el interés de la cinta, hasta que uno descubre su impresionante fotografía.

Escenas en las que vemos a cámara lenta las gotas de lluvia cayendo, los numerosos ejércitos que se dividen en colores rojo y negro, o el paisaje otoñal con las hojas cayendo y cuyo torbellino de estas vuelan junto a las luchadoras son algunos de los momentos estelares y brillantes de una cinta que posee una fotografía sublime. No son ni las numerosas luchas de espadas que se repiten a lo largo de toda la película mientras la cámara enfoca las miradas de los espectadores o de los propios luchadores ni los efectos especiales que hacen que los propios luchadores den saltos gigantescos o giros en el aire sorprendentes sino que es la belleza visual de las escenas en las que pequeños detalles como un corte de un mechón en una pelea, una multitud de flechas que se unen con la imagen del cielo de fondo o unas cuantas gotas de lluvia que nítidamente vemos por encima de un fondo borroso lo que hace de Hero una película visualmente espectacular que aunque sólo sea para disfrutar de unas secuencias perfectamente elaboradas merece la pena ser vista.