Kimi (Steven Soderbergh, 2022) tiene como protagonista a la actriz Zöe Kravitz. Con ella y con una historia vista casi completamente desde su personaje nos situamos en una época pandémica o post-pandémica —curiosamente diría que es el primer largometraje en el que vemos las mascarillas como un objeto más en casa que coger antes de salir a la calle y vemos a la misma protagonista con mascarilla—, y un asistente virtual llamado Kimi que si ya de por sí el espectador tiene cierto reparo a estos dispositivos que escuchan todo, puede que tras el visionado de esta cinta vuelvan a darle una vuelta antes de comprar uno o mantener el que ya tienen en casa.

Entramos en un piso moderno y original en el que vive la joven y en el que estaremos la mayor parte del filme viendo su vida dentro de la casa puesto que la protagonista tiene pánico a salir a la calle. Su trabajo consiste en solucionar los errores que el asistente virtual va experimentando y eso le lleva a escuchar un audio en el que una mujer parece estar sufriendo maltrato y violencia. Este suceso le hace tener que luchar contra su propia ansiedad para denunciar lo sucedido. Una historia de plena actualidad con la tecnología de protagonista —y diversas marcas tecnológicas mostrando sus productos—, y la soledad diaria de una mujer en la era del auge de lo virtual.

Con ritmo pausado y una trama que avanza lentamente, Kimi lanza diversas preguntas a los espectadores sobre la sociedad en la que vivimos y el comportamiento entre los seres humanos a la vez que nos muestra una película con dosis de drama, crimen e intriga que se sitúa en la década en la que Alexa y Siri están de moda. Un largometraje que no termina de cuajar por su guión pero que salva la actriz Zöe Kravitz con su interpretación, en una historia que plantea cuestiones relevantes en un siglo XXI en el que parece que la humanidad se mueve y actúa sin cuestionarse sus propias acciones y consecuencias de sus actos. Kimi pone sobre la mesa la empatía entre los seres humanos y tras su visionado sorprenderá saber que el responsable de Erin Brokovich (2000), Un romance muy peligroso (Out of Sight, 1998) y Sexo, mentiras y cintas de vídeo (Sex, Lies and Videotape, 1989) es quien está tras la dirección.


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