Bilbao. Años 90. Un matrimonio con dos hijos viven de un restaurante en el que él es el apasionado de la cocina y ella es quien lleva las cuentas del trabajo. Un día más y concretamente, una noche con el restaurante lleno, a uno de sus hijos se le ocurre realizar una chiquillada que cambiará la vida de toda la familia a partir de ese momento. La vida padre (Joaquín Mazón, 2022) comienza recordando esa noche y nos traslada a la vida presente de uno de sus hijos que ahora es un chef de alta cocina famoso que aunque tiene una vida llena de lujos, su riqueza es solamente material.

El humor viene principalmente creado por el paso del tiempo y nos lleva a darnos cuenta una vez más de todo lo que hemos cambiado en tan solo treinta años. La brecha tecnológica es evidente y la vida actual que lleva el hijo contrasta mucho con la que llevaban sus padres años atrás. Esta comedia es una cinta predecible con la que no habrá muchas sorpresas pero con la que nos echaremos alguna que otra risa, aunque seguramente no sean tantas como esperábamos. Curiosamente, siendo la cocina un tema tan importante en el argumento, esta queda relegada a un tercer plano con el que parece funcionar más de decoración en los planos que como principal en la historia.

La nostalgia se sirve caliente y es con eso con lo que juega la cinta para tocar el corazón del espectador entre risa y risa. El tándem Karra Elejalde y Enric Auquer que son indudablemente lo mejor de toda ella, consigue sacar adelante esta comedia dramática que enmarcada en el mundo de la ficción con sus coincidencias constantes, enseñanzas varias y la perfección que se muestra en sus distintos escenarios, hacen que La vida padre termine pasando un poco sin pena ni gloria por nuestras vidas.