El director sueco Daniel Espinosa, quien ya trabajó anteriormente con Ryan Reynolds en El invitado (Safe House, Daniel Espinosa, 2012), vuelve a elegir a Reynolds para protagonizar junto a otros conocidos como Rebecca Ferguson o Jake Gyllenhaal, la historia de un grupo de investigadores que desarrollan una célula con vida propia con la que serán testigos del crecimiento diario de un ser inteligente que terminará siendo su mayor enemigo en el espacio. De esta manera, Espinosa intenta demostrar que su película Life (Vida) (Daniel Espinosa, 2017), tan semejante a Alien (Ridley Scott, 1979), puede seguir triunfando casi cuarenta años después del estreno de este éxito de taquilla que ha traído numerosas secuelas a lo largo de estas décadas.

Abusando del poder de los efectos especiales que tenemos en el siglo XXI y utilizando el sonido como su aliado personal, Espinosa presenta un thriller que tiene en el espacio su localización principal, y en el que la ciencia ficción es la que resalta esta historia para mostrarnos una vez más cómo las cintas de este género, en las que la raza humana debe luchar contra algo desconocido y amenazante, terminan demostrando la ignorancia de la raza humana y lo amenazante que puede llegar a ser algo nuevo y desconocido para el planeta tierra. Con un desarrollo de la trama tremendamente predecible que peca de no ser lo suficiente entretenido como para querer ver la mayor parte de la cinta, puede que este largometraje sea suficiente para los amantes del cine de supervivencia que les agrada ver la lucha de los humanos frente a los alienígenas, pero sin embargo, puede que esta película no sea suficiente para aquellos que vemos una nueva copia de Alien mejorada en sus efectos especiales gracias a la tecnología actual pero que siendo poco entretenida, lo único que nos enseña es que quien juega con fuego, se quema.