El cine tiene ese don de transportarnos a mundos desconocidos, de adentrarnos en aventuras arriesgadas y descubrir lo paranormal con géneros como la ciencia ficción o lo fantástico pero también tiene la habilidad de mostrar historias cercanas, realistas y humanas. Este último caso ocurre con la película Los días que vendrán (Carlos Marqués-Marcet, 2019), una cinta sobre una pareja treinteañera que llevan pocos meses saliendo juntos cuando reciben la sorpresa de que están embarazados. La transformación que viven es tratada con naturalidad y realismo, haciendo que el espectador simpatice con ellos y les coja cierto cariño. El filme es un retrato de las relaciones humanas y su complejidad o cómo los seres humanos hacemos complejas las relaciones.

El actor fetiche del director Carlos Marqués-Marcet vuelve a trabajar en su última película como hizo anteriormente en 10.000 km (2014) y Tierra Firme (2017) y de esta forma, David Verdaguer protagoniza junto a su pareja real, la también actriz María Rodríguez Soto, este largometraje que trata la maternidad desde un nuevo ángulo. El verdadero embarazo de la propia actriz se aprovechó en esta cinta y dio como resultado mayor realismo a una historia ficticia que nos hace ser partícipes de la intimidad de la pareja gracias principalmente a la asombrosa interpretación de sus dos actores protagonistas.

Esa falta de entendimiento de la pareja sumado al cansancio que van acumulando ambos son los que provocan esos enfretamientos entre ellos que aunque en este caso son debidos al cambio que experimentan con la llegada de un niño, harán que el espectador pueda llegar a sentirse reflejado con las conversaciones y discusiones que vemos en el largometraje sin necesidad de estar viviendo la misma situación. Los días que vendrán es un largometraje en el que el cuidado en la forma de narrar la historia, sus necesarios silencios y el retrato de las emociones humanas han dado como resultado una cinta íntima y enormemente realista que nos hará vivir de cerca la historia de la pareja protagonista, empatizar con ellos y hacernos preguntas durante el camino.