Si eres seguidor del grupo zaragozano Amaral o has visto una de las últimas series de Prime Video, Madres: Amor y Vida (2020), tendrás en tu mente la canción «Ruido» que aparece en los títulos de la cabecera de esta serie. Cuatro directoras se ponen detrás de uno de los últimos estrenos de la serie de Amazon que tiene como protagonistas a un elenco prácticamente femenino que describe las vidas de madres y profesionales de la medicina que hacen frente diariamente a las distintas enfermedades de sus hijos y pacientes.

Aunque tiene secuencias que desde su comienzo pueden llegar a recordarnos a series como Anatomía de Grey (Grey’s Anatomy, Shonda Rhimes, 2015)—leer reseña pinchando aquí—, Madres: Amor y vida parece querer desvirtuarse en los primeros episodios de este tipo de series, aportando personajes fuertes con mucho que contar y que no están centrados solamente en el drama de sus historias. Sin embargo, antes de llegar a la mitad de su temporada, la serie empieza a retorcer y complicar sus tramas, convirtiéndola en un culebrón que con el aumento de sus tragedias y unos personajes que repiten constantemente sus mismos fallos, llegan a producir cierto agobio en el espectador.

Aunque la opinión en cuanto a las interpretaciones del reparto es siempre muy subjetivo, cabe destacar las excelentes actuaciones de la mayoría de su reparto, entre las que destacan especialmente las de Carmen Ruiz y Aida Folch, que saben crear tanto momentos emocionales como irónicos dentro de sus personajes. Los nuevos formatos de algunas cadenas que apuestan por elegir la opción de los ocho episodios para la temporada de una serie pueden llegar a entenderse cuando vemos series como Madres: Amor y vida, que con trece episodios de más de una hora de duración en cada uno de ellos, prefiere no avanzar con las vidas de sus personajes, enmarañar más su situaciones personales y en definitiva, alargar más de lo debido una serie que podía haberse quedado en algo más breve e interesante.