Más de un millón de espectadores han ido al cine este verano a ver la segunda parte de Padre no hay más que uno (Santiago Segura, 2019). Para los que hemos descubierto recientemente su primera parte y la hemos disfrutado con mucho cariño y risas, hoy recomendamos esta película creada por Santiago Segura.

Quince años casados y cinco hijos, un matrimonio en el que la madre trabaja y cría a los hijos mientras el padre se dedica a su trabajo y no solo no se da cuenta de que tiene una familia sino que a su vez, infravalora el mérito de la crianza de los niños por parte de ella y solamente reconoce el mérito de lo que hace él. Lo que podría ser toda una tragedia que plasma la realidad de algunas familias, Santiago Segura lo convierte en comedia utilizando los siempre tan repetitivos estereotipos que utiliza el cine español para crear humor y también, para concienciar a la sociedad de las desigualdades de género y la importancia del reparto de tareas.

El lenguaje adulto que emplean los niños y la sinceridad de los comentarios del padre a sus propios hijos son las principales fuentes de humor de la película. Lamentablemente, Padre no hay más que uno pretende con sus personajes secundarios aportar más cantidad de humor a la historia, creando sin darse cuenta dos figuras externas que tienen unos personajes con papeles e interpretaciones demasiado forzados. El egoísmo y la falta de empatía del padre no solo se demuestra a través del personaje de la madre sino también con el de la asistenta que les ayuda con la casa y los niños. El humor y el concepto de familia se entremezclan creando una combinación interesante y amena que nos deja un buen sabor de boca. El desenlace es algo que todos sabemos desde el comienzo, pero es el entretenimiento que muestra su desarrollo así como la moraleja en sí lo que resultan en un combo estupendo.