En el mismo año 2022 se han estrenado dos adaptaciones de la historia de Pinocho. Por un lado, una versión dirigida por Robert Zemeckis con Tom Hanks como actor protagonista que distribuye la plataforma Disney+ y por otro lado, una cinta de animación dirigida por Guillermo del Toro que adapta a su manera la historia original de Carlo Collodi y distribuye Netflix. Dos plataformas distintas, dos remakes que narran la misma historia pero descrita con matices diferentes y profundizando en diversos momentos de la trama y una pregunta que nos hacernos, ¿por qué este mismo año se han estrenado dos adaptaciones de la misma historia? ¿Por qué tanto interés en una película ya antes vista con varias adaptaciones realizadas?

Guillermo del Toro centra su historia en una época distinta a la de su creador. Concretamente, en unos años en los que el fascismo italiano estaba en apogeo con varias referencias a este durante el metraje y esa imagen que tuvo el pueblo italiano de Mussolini como líder. La adaptación de la obra mantiene la historia principal y con ella saca a relucir temas como la explotación infantil y animal, la creación del nacionalismo y su exaltación y patriotismo, la reencarnación o la importancia del tiempo. Pinocho de Guillermo del Toro (Guillermo del Toro’s Pinocchio) es una cinta de aventuras y fantasía que posee diversas moralejas entre las que destacan el valor de la vida y el reconocimiento a la muerte.

La inocencia del niño de madera, el humor que aporta el personaje de Pepito Grillo y la sabiduría de Geppetto así como el mensaje que saca a relucir la negatividad de lo que implica la mentira se repiten de nuevo en el último remake de la historia de Carlo Collodi en el que Del Toro rinde homenaje a su creador poniendo como nombre Carlo al hijo fallecido de Geppetto. Pinocho de Guillermo del Toro sorprende sin embargo por unas canciones en los números musicales bastante pobres y la creación de unos personajes que evocan a los realizados de plastilina para la cinta Chicken Run: Evasión en la granja (Nick Park & Peter Lord, 2000), cuya estética no termina de convencer para el pleno disfrute de este largometraje.