Las comparaciones son odiosas pero es inevitable relacionar Rocketman (Dexter Fletcher, 2019) con otra película biográfica reciente que también contaba la historia de un ídolo musical. Puede que muchos no lo sepan pero tanto Rocketman como Bohemian Rhapsody (Brian Singer, 2018)—leer reseña pinchando aquí—, comparten un director común. A pesar de que el mérito de Bohemian Rhapsody se lo llevó el director Brian Singer, Dexter Fletcher fue contratado cuando faltaban tres semanas de rodaje y una larga época de posproducción tras el despido de Singer. Quizás esa sea la razón de que ambas películas sean dos grandes espectáculos visuales.

A pesar de sus semejanzas, las diferencias entre ambas son evidentes. Las más notorias son que Rocketman es un musical, su actor protagonista Taron Egerton canta todos los números musicales del largometraje y la veracidad de la vida de Elton John parece ser más fiable con respecto a la que se creó para el filme sobre Freddy Mercury. Y es que en el caso de Rocketman, Elton John acudió regularmente a las grabaciones y siempre estuvo detrás de la producción para que se asemejara fielmente a su vida real —o a lo que él quería contar de sí mismo—.

Arriesgando con un género cinematográfico como el musical que no convence a todos los públicos, la combinación de drama con toques de comedia, las buenas interpretaciones de su elenco y un ritmo constante durante todo el metraje hacen que los números musicales no decepcionen al público y ayuden a describir las distintas etapas de vida del cantante al mismo tiempo que el público goza de su música. Rocketman es una cinta de entretenimiento sobre un músico que todos conocemos y cuyas canciones disfrutamos, pero también es la historia de un hombre corriente con una vida difícil que ha llegado a convertirse en una estrella musical. El biopic de Elton John narra una historia de superación pero también es un nuevo empujón en la recaudación del cantante británico.