El director noruego Kristoffer Borgli quiere que no olvidemos su última película Sick of Myself (2022) tras su visionado y lo cierto es que lo consigue. Con el personaje de Signe, una mujer joven que tiene una relación insana y competitiva con su pareja, nos adentramos en una historia que nos sorprenderá en el camino. Signe vive con su novio que es un artista con un perfil modernista y esa relación tan influenciada por aplicaciones como instagram termina metiéndonos de lleno en la vida de esta mujer y nos lleva a centrarnos en su forma de pensar y actuar ante lo que le sucede.

La necesidad de atención y cariño de Signe sumada a la fama que comienza a tener su pareja en el mundo laboral hace que ella sienta la necesidad de competir con él y destacar frente a él, llevándola así a hacer cualquier cosa por conseguirlo. Con una composición visual que nos lleva a recordar a la premiada cinta noruega La peor persona del mundo —leer reseña pinchando aquí—, Sick of Myself trata también un tema que debería inquietar a la sociedad actual por esa preocupación tan común que tiene la imagen para los seres humanos de todas las edades, y a su vez, reclama la necesidad de psicólogos y psiquiatras frente al comportamiento tan narcisista y egoísta de la sociedad actual.

La fabulosa actuación de la joven Kristine Kujath Thorp nos lleva a intentar comprender la mente de Signe y las decisiones que va tomando en la vida. A través de un humor negro que satiriza a la sociedad y sus comportamientos, —y que puede resultar en ciertos momentos bastante aterrador tal y como si se tratara de una película de miedo la que estamos viendo—, Sick of Myself pretende ser un retrato de la sociedad actual y mediante el surrealismo que envuelve toda su historia, actúa como una crítica a la estupidez humana con imágenes en ocasiones un tanto desagradables que pretenden impactar al espectador para que el mensaje ahonde más en este.