Nadie diría que estamos ante una película de Steven Soderbergh. La evolución del cine de Soberbergh es un caso de estudio puesto que ha ido tocando todo tipo de temas en sus historias pero a su vez, el estilo cinematográfico que ha ido experimentando sigue variando con los años. En The Laundromat: Dinero sucio (The Laundromat, 2019) nos ha sorprendido con una cinta novedosa e interesante que relata el mundo de los paraísos fiscales, un universo desconocido para una gran parte de la población pero que otros conocen demasiado bien.

Con una puesta en escena llena de colorido y en la que algunos de sus protagonistas interaccionan con el propio espectador para explicar su propia historia y cómo dos personas se meten en un negocio que roza la legalidad convirtiéndose así en millonarios, The Laundromat: Dinero sucio sorprende por ser una original apuesta que en ningún momento relacionaríamos con una película de Sorderbergh, pero que impresiona por la facilidad con la que se narra una historia que todavía cuesta comprender y que sigue sin tener la repercusión que debería por la gravedad de todo ello.

Basándose en un suceso real que se filtró en 2017 y que se dio a conocer en todo el mundo como los papeles de Panamá —en los que se filtró que la firma de abogados panameña Mossack Fonseca ocultaba información sobre empresas, activos, ganancias y evasiones tributarias de multitud de personas conocidas de distintos países del mundo—, The Laundromat: Dinero sucio es una película de ficción que narra dos historias de pleno entretenimiento que con toques de comedia y unas soberbias actuaciones de su cartel principal protagonizado por Meryl Streep —interpretando un papel no tan común al que nos tiene acostumbrados—, Gary Oldman y Antonio Banderas, plantea una interesante moraleja dentro de un tema tan enrevesado pero de plena actualidad como son los paraísos fiscales.