La importancia de los planos y la atención que pone en los detalles son algunas de las señas de identidad del cine de M. Night Shyamalan. Un director que entre otras razones, se le conoce también por el tipo de historias que narra y ese punto perturbador con el que crea thrillers psicológicos y desarrolla temas sobrenaturales. En su última película Tiempo (Old, Shyamalan, 2021), el director nos lleva junto a una familia a un complejo hotelero fascinante y a una playa paradisíaca en la que empiezan a tener lugar sucesos extraños. Con un reparto en su mayoría no conocido —con la excepción de Gael García Bernal y Rufus Sewell—, y unos diálogos que en ocasiones demuestran que podían haberse cuidado más, el último largometraje de Shyamalan es cine de entretenimiento que posee la intriga de una historia que nos hace querer seguir viendo la cinta aunque haya momentos que rocen cierta paranoia.

Basada en la novela gráfica ‘Castillos de arena’ de Pierre-Oscar Lévy & Frederick Peeters, Tiempo es un largometraje que parece querer adentrarse en el thriller psicológico cuando realmente se queda en el género de lo fantástico y sobrenatural. Con una historia complicada de comprender por su contenido irreal y los caminos que recorre, lo que sí que podemos decir es que el director sale airoso y le da una justificación lógica a su trama —que podía no haber sido así y tener un resultado final catastrófico—. En resumen y sin querer contar más para que cada uno se adentre en la cinta sin demasiada información, aunque las interpretaciones podrían haber estado más logradas en algunos de los personajes y se puede prescindir de varias secuencias, los planos y entre ellos esos magníficos planos secuencia, la banda sonora que produce la tensión que acompaña a la historia y el mismo entretenimiento del relato dejan una cita seductora que nos permite extrapolar los temas que toca y reflexionar así sobre el paso del tiempo y el comportamiento del ser humano.