El buen sabor de boca de la tercera parte de Toy Story hacía difícil que una nueva secuela pudiera mejorar o siquiera igualar a su anterior. Con una trilogía cuya tercera parte fue la mejor de las tres y consiguió hacer llegar todo tipo de sentimientos en el espectador, pensar en una cuarta parte que continúe un excepcional cierre no hacía imaginar lo mejor. Sin embargo, Toy Story 4 (Josh Cooley, 2019) vuelve a conseguir colarse entre las mejores de la saga realizada hasta el momento de las películas de Toy Story.

La nueva aventura que viven todos estos juguetes repleta de acción y emoción sirve a su director para tocar diversos temas en la trama con una base visual y una iluminación siempre perfecta. Amistad y amor así como la ayuda a quienes nos rodean con la empatía presente y el concepto de familia a la cabeza son los puntos fuertes que quiere destacar esta nueva secuela de animación de Pixar, en la que Woody vuelve a ser el gran protagonista. Una mirada que se centra en un juguete en concreto cuando el grupo de amigos y compañeros lo conforman muchos más y podría haberse repartido de forma más equitativa y delegando más el protagonismo de un mismo héroe.

En cualquier caso, Toy Story 4 consigue que tanto niños como adultos disfruten de toda una cinta de entretenimiento que mezcla distintos géneros cinematográficos que se mueven desde la comedia y la acción hasta el drama y el terror, ofreciendo una calidad visual excepcional que de nuevo conseguirá producir ciertas emociones en el espectador con esta historia infantil cuyo mensaje puede extrapolarse al mundo adulto y a muchos hará soltar alguna que otra lágrima en su parte final.