La continua repetición e introducción de los estereotipos en las películas románticas post-adolescentes.
Se han puesto de moda las películas románticas para edades que ya no estando en la adolescencia, hablamos de jóvenes que están en la década de los 20, parecen estar viviendo constantes fracasos amorosos o simplemente les gusta revivir con cierta nostalgia durante unas horas la vida de solteros.
Dos compañeras de piso, una que parece tenerlo todo: guapa, buen trabajo, independiente y con pareja, y otra que es lo opuesto a ésta, no tan agraciada físicamente, en paro, sin novio porque su ex le engañó con otra y más preocupada en quitarse al novio de la cabeza con otro que en encontrar trabajo. Curioso. Y es que lo que la película quiere decirnos es que si tienes un amor en tu vida, ya nada más importa. Pero la verdad es que el amor, siendo importante, no da dinero para tener esa vida independiente que lleva la protagonista.
Miles Teller y Analeigh Tipton en Amor a Segunda Vista
(SPOILERS)
Desde el comienzo, extraña todo lo surrealista que es la historia en sí (ni qué decir el final). Pero es que es una película demasiado peliculera (valga la redundancia) y sigue las pautas de las películas románticas:
- Chica está mal porque chico le ha engañado
- Chica se acuesta con el primero que se le acerca
- Se enamoran
- El chico lo estropea
- El chico intenta arreglarlo
- Y lo consigue (haciendo cosas de película, exageradas y poco comunes)
- La recupera
- Y tenemos el final feliz.
Y la pregunta una vez más es, ¿por qué vemos este tipo de películas? Una vez más puede decirse que por puro entretenimiento. Sabemos cómo van a terminar pero nos interesa ver lo que nos lleva a ese final.
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