Si bien en Los Hollar (The Hollars, 2016) John Kransinski ya dejó ver que sus dotes en la dirección eran más que notorias, es con Un lugar tranquilo (A quiet place, 2018) donde el director demuestra que puede convertirse en algo más que un actor secundario en el mundo del séptimo arte. Este largometraje describe la vida de una familia que vive en silencio en un bosque alejado de la ciudad para evitar que unas criaturas a las que les atrae el sonido terminen con sus vidas. Con un espectacular inicio de película en el que la familia acude a la ciudad a por aprovisionamientos, empezamos a darnos cuenta del magnífico uso de los silencios que se alternan con el sonido ambiente y otros sonidos característicos de lo mejor del cine terror, haciendo que Kransinski se postule como un artista tras la cámara.

Un lugar tranquilo se centra en varias etapas de la vida de esta familia que se ven obligados a aprender a vivir sin hablar y sin cometer el mínimo ruido para evitar ser devorados por unas criaturas maléficas. Con apenas diálogos y la mitad del largometraje mezclando el silencio con el sonido ambiente, la tensión va aumentando y con ello se desarrolla una historia de ciencia ficción que crea terror con auténticas escenas de angustia. El filme no se centra en los hechos de la creación o aparición de las criaturas sino en la supervivencia de una familia ante el apocalipsis que parece afectar al mundo. Este thriller posee una lograda fotografía que junto a las interpretaciones de su reparto principal —en la que destaca una espectacular interpretación de Emily Blunt—, y un guión que sabe cerrar una increíble combinación de intriga, terror y cine familiar convierten a Un lugar tranquilo en una de las mejores películas de 2018.

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Una cuestión que plantea Krasinski de forma negativa en la historia es la decisión de su personaje de elegir al hijo menor para acompañarle al bosque, negando a su hija mayor el derecho a acudir también. Sin embargo, el desarrollo de la trama muestra un cambio de roles en su trama final. Y es que el silencioso comienzo de la historia termina finalmente con un final apoteósico lleno de acción en el que ambas mujeres se convierten en las protagonistas y el poder que previamente tenía el padre de familia es ahora relegado a ellas, dejando al único superviviente masculino de la familia cuidando del bebé recién nacido mientras ambas mujeres luchan por destruir a las criaturas —después de que la hija averigüe cuál es la debilidad de estos seres para poder luchar contra ellos—.