Me gusta Statham. Me gusta el cine de acción. Me entretiene y suele haber escenas concretas que me agradan ver en pantalla grande con un buen sonido estéreo. Por ejemplo, en Wild Card (Simon West, 2015) me gustó esa escena de acción a cámara lenta con la canción ‘White Christmas’ sonando de fondo.

Sin embargo, el guión de ésta desentona bastante. No se entiende la razón de ser del protagonista ni qué es lo que quiere realmente. Parece que al principio es el dinero lo que le guía y poco después descubre que es justo el dinero lo que no le importa. Está realmente mal explicada y el problema reside primordialmente en su guión.

En general, las películas de acción tienen todas el mismo patrón, donde la venganza es la razón de ser y las chicas son modelos que sufren y a quienes los hombres, con cuerpos fuertes y musculados, que parecen esconder corazones buenos, tienden a ayudar.

Sofia Vergara en Wild Card

Si lo analizamos, este patrón que se ha creado en el género de acción tiende a ser realmente machista y se asemeja a la visión tradicional del ser humano, donde la mujer queda relevada a un segundo lugar y el hombre es quien la cuida y la protege porque ésta es incapaz de hacerlo sola en este mundo tan malvado con ellas,

¿Qué ocurre entonces? Que como decía, cuando vamos a ver películas de acción, ya sabemos lo que va a ocurrir, y eso no es lo que nos motiva a verlas; por un momento queremos salir de nuestra vida «normal» para sentirnos un Statham que, como si fuese el Superman que hemos visto durante años siendo niños, tiene la oportunidad de vivir todo tipo de aventuras, luchando contra los malos y quedándose con la guapa al final de la película. Es entonces cuando nos damos cuenta que desgraciadamente, el entretenimiento puede con los patrones tradicionales y sexistas creados por el género de acción.