Se ha necesitado la unión de una directora y un reparto principal representado por mujeres para crear la historia de una heroína que no recae en los estereotipos típicos con los que el cine se empeña en representar a la mujer —al menos en su mayoría—, y crear una interesante película de entretenimiento. Wonder Woman (Patty Jenkins, 2017) narra la historia de una princesa de las Amazonas que un día decide abandonar el paraíso en el que vive para ayudar al mundo a terminar la guerra que está teniendo lugar. A través del humor y de la sencillez de un guión que resalta la fantasía y la acción de una historia de superhéroes, Wonder Woman muestra a una mujer luchadora que tras salir de su paradisíaca isla y dejar su rutina de entrenamiento diaria con otras mujeres, descubrirá un mundo en el que los seres humanos se están asesinando y luchará por conseguir la paz.

Los momentos de comedia que nos ofrece su pareja principal interpretada por Gal Gadot y Chris Pine completarán una historia que con algún que otro momento de fantasía o romance redundante, sabe llevar al cine a una heroína que sin estereotipos en la cabeza lucha por conseguir un mundo mejor. Wonder Woman se da cuenta del machismo y del clasismo de la sociedad, que no sabe trabajar en equipo y es egocéntrica, y le planta cara a unos problemas de injusticia descubriendo con ello quién es ella realmente, y dando ejemplo a una gran parte de la sociedad actual que no ha cambiado mucho con respecto a la de principios de siglo XX. Esta historia de fantasía y aventuras se convierte así en una de las mejores películas de superhéroes tras la trilogía de Christopher Nolan que el director comenzó con El Caballero Oscuro (The Dark Knight, 2008), demostrando que una mujer también puede ser la protagonista de un cómic y convertirlo en el blockbuster del año.