Qué sería del cine sin su poder para contar historias y entre ellas, historias basadas en seres humanos reales. Descubrir personas únicas que cambian el mundo con su forma de ser y demuestran que otra realidad es posible. Es el caso de Maixabel Lasa, una mujer que en el año 2000 perdió a su marido Juan María Jáuregui, tras el asesinato de este a manos de la banda terrorista ETA. Años más tarde del suceso recibió la petición de uno de los partícipes del asesinato para reunirse con ella tras haber dejado la banda. Maixabel (Icíar Bollaín, 2021) es un largometraje que se basa en hechos reales para crear un largometraje de ficción en el que los sucesos no son relatados exactamente tal y como fueron pero que sí recrean los encuentros entre víctimas y arrepentidos tal y como la verdadera Maixabel impulsó siendo directora de la Oficina de Atención a las Víctimas del Terrorismo del Gobierno Vasco. El filme relata las historias de sus tres protagonistas que se han ayudado de los encuentros entre los actores y los verdaderos protagonistas de la historia real para la creación de sus personajes.

En un mundo en el que los delitos de odio y la violencia siguen estando presentes cada día, conocer a Maixabel es luz como la propia Blanca Portillo mencionaba en su discurso de agradecimiento tras ganar el Goya por dar vida a esta mujer. Y qué importancia tienen las historias que eligen dirigir los directores. Icíar Bollaín decide contar este relato poniendo sobre la mesa ambas historias, la vida de Maixabel desde el día del asesinato y la de los propios etarras perpetuándolo, que en su rápida y breve introducción nos sitúa en el contexto y en la época, y rápidamente se centra en el después tras varios años desde que tiene lugar el asesinato.

Blanca Portillo interpretando a Maixabel Lasa (Foto: RTVE)

El largometraje relata los primeros diálogos entre víctimas de ETA y asesinos que se encuentran presos en cárceles. El caso de los exetarras Ibon Etxezarreta y Luis Carrasco refleja ese cambio de pensamiento y recorrido personal que han vivido con el paso de los años. La tensión de esas conversaciones que son tan difíciles como liberadoras estremecerán al espectador que viendo la película será testigo de los diferentes puntos de vista y podrá empatizar con historias que se encuentran en extremos opuestos pero que demostrarán que es posible el diálogo tras un suceso así.

Maixabel demuestra valentía por aquellos que la han hecho posible ya que tras diez años del fin de ETA sigue sin hablarse lo suficiente de todo lo vivido y es importante que no se olvide la historia para no repetir los mismos errores. La honestidad en la forma en la que se relata esta historia, el cuidado en sus diálogos y las magníficas interpretaciones de su reparto con Blanca Portillo, María Cerezuela, Urko Olazabal y Luis Tosar entre otros nos muestra un largometraje que sabe relatar con meticulosidad una época oscura y dentro de ella, la historia de una mujer que demuestra coraje, valentía, diálogo y tesón tras los acontecimientos vividos así como la de unos hombres con un recorrido personal que nos harán reflexionar sobre el ser humano y las segundas oportunidades.