«Las fronteras están donde tú las encuentras»
Richard Linklater comenzó su carrera hace 30 años con el cortometraje Woodshock, donde mostraba el festival celebrado en los años 80 en la localidad de Austin retratando a artistas locales y gente con claro exceso de alcohol que se presentaban a la cámara mientras veíamos el ambiente de fiesta de fondo y escuchábamos la música rock del momento. Ese era el inicio de un director que años después mira con cierta nostalgia al pasado y lo refleja en películas como Movida del 76 (Dazed and Confused, 1993), Boyhood (2014), o la reciente Todos queremos algo (Everybody wants some, 2016).
Todos queremos algo se centra en los tres días anteriores al inicio del año universitario de unos jugadores de béisbol americanos que conviven juntos en una casa a principios de los 80. Linklater nos traslada a esa época gracias a su brillante puesta en escena, en donde los vaqueros, las camisas, los peinados, los vinilos, los coches, las casas y los recreativos son los protagonistas de la década, y nos adentra en ella gracias a la banda sonora, recorriendo desde la música disco, el country o el punk con canciones de Donna Summer, Bee Gees, The Knack, Van Halen, Queen, Blondie, Foreigner, Eddie Rabbitt o Pink Floyd.
Parte del reparto protagonista
El director sabe reírse de esos años poniendo como protagonistas a unos estudiantes jóvenes que se acicalan cuidadosamente antes de salir de fiesta, que pelean entre ellos por cosas sin importancia o que buscan su identidad en una edad donde creen que siendo jugadores de béisbol son hombres con un futuro que sobresale frente al resto de la humanidad. Y es así como nos deleita con 120 minutos de viaje al pasado en donde vemos un buen reflejo de la sociedad de antes que nos traerá cierta nostalgia y nos hará disfrutar de una adolescencia cargada de amistad, romance, risas y buenos momentos.
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