Quince años después del estreno de Dexter (James Manos Jr, 2006), una serie que durante ocho temporadas describió la vida de una persona aparentemente normal con trabajo respetable como forense especializado en análisis de sangre, pareja y amigos que también era un psicópata que se dedicaba a perseguir y matar a los asesinos que habían escapado de la justicia, vuelve Dexter Morgan con una historia actualizada a la época actual y un desarrollo del relato original bastante interesante que rápidamente hace que disfrutemos de estos nuevos episodios y nos adentremos en el thriller y la intriga que plantean.

La secuela Dexter: New Blood (Clyde Phillips, 2021) la componen diez episodios en los que su protagonista ha abandonado Miami y se ha mudado a una pequeña ciudad de Nueva York con una nueva identidad para empezar una vida alejado de todo lo vivido y sufrido tras su pasado. De nuevo, con un trabajo estable y una compañera de vida encantadora que es a su vez la detective de la ciudad, Dexter parece llevar un tiempo sin asesinar y haber recuperado una normalidad en un pueblo en el que pronto aparece una persona asesinada. Todo ello hará que regrese su instinto asesino y la necesidad de hacer justicia por su cuenta.

El regreso de este asesino en serie que consigue que los espectadores puedan llegar a comprender sus asesinatos y empatizar con el personaje, vuelve a demostrar que casi diez años después del final de la serie original y con la creciente falta de convencimiento en la justicia, un personaje como Dexter Morgan sigue cayendo bien al espectador. Dexter: New Blood mantiene la esencia de la serie original y ha sabido adaptarse con nuevos personajes y la presencia de algunos de su predecesora. Un buen guión y decentes interpretaciones de su reparto liderado por el actor Michael C. Hall para un final que hará que o bien te encante o por otro lado, no estés nada de acuerdo, pero cuyo desarrollo sí llega a ser entretenido.