Si en la anterior temporada hablábamos del personaje de Conrado, su relevancia en la segunda temporada es mucho mayor y el cambio que vive este personaje se convierte en uno de los más interesantes junto al de otros secundarios como el de Katia, la mejor amiga del personaje interpretado por Verónica Sánchez. Movistar acaba de estrenar la temporada final de El embarcadero (Alex Pina y Esther Martínez Lobato, 2019), una serie que sorprendió durante su estreno pero de la que no se comprendió que no tuviera un desenlace y nos dejara con todos los frentes abiertos en su último episodio.

El exceso de sexo y desnudos que destacan en la mayoría de episodios de esta segunda temporada así como el hincapié en la historia de amor llega a rozar el punto de culebrón que la primera temporada dejó pasar de largo para fortuna de todos. Parece que el equilibrio es desigual en sus episodios, empezando con abundancia de todo en su comienzo —incluso de canciones elegidas en las secuencias— y dejando para el final sus episodios más interesantes a la vez que sencillos. El desenlace de El embarcadero sigue cuestionándose las nuevas formas de amor en la que el poliamor sigue siendo el protagonista y a su vez, muestra las distintas maneras de relacionarse y amarse que pueden experimentar los seres humanos, todo ello con la intriga del thriller que ya vivimos en la primera temporada, pero con mayor acción y alargando una historia que hubiese tenido un mejor resultado con menos episodios.