Tras el reciente estreno de su segunda temporada, The Good Doctor (David Shore, 2017) ha superado con creces las expectativas y el público de todo el mundo se ha volcado en esta serie centrada en un joven cirujano cuya inteligencia supera las barreras que le impone la sociedad por ser una persona autista. Su creador David Shore estrenó anteriormente un personaje que comparte similitudes con el personaje de Shaun Murphy, y es que el doctor House era también un hombre con un pasado repleto de drama que demostraba ser un auténtico cerebro en su trabajo como médico y despuntaba entre sus compañeros.

Con esa base similar a la de la serie House (David Shore, 2004) en la que tres residentes ayudaban a un médico con los inusuales casos médicos que debían tratar, en The Good Doctor es uno de los residentes quien ayuda a su jefe a averiguar el tratamiento idóneo para sus pacientes, teniendo que demostrar que es capaz de hacer su trabajo a pesar del autismo que sufre. Además, la serie protagonizada por el actor Freddie Highmore también comparte semejanzas con la serie Anatomía de Grey (Grey’s Anatomy, 2005), la creación de Shonda Rhimes que tras quince temporadas con Ellen Pompeo a la cabeza sigue al pie del cañón a pesar de la desaparición de un gran número de personajes a lo largo de las temporadas, y en la que comparte semejanzas con The Good Doctor por enfatizar y desarrollar también las vidas personales de sus numerosos personajes —aunque en menor medida—, y en la involucración de los médicos con sus pacientes a la hora de tratar los problemas médicos.

The Good Doctor es un drama cargado de sentimentalismo y estereotipos que en ocasiones se posiciona demasiado en una opinión definida, por lo que lo recomendable es que el espectador sepa desvincularse de la posición que ofrece la serie y no la considere como la única y definitiva solamente —como puede ocurrir en el capítulo de la joven que se dedica al porno—. En cualquier caso, podemos decir que la serie utiliza la misma estructura en la mayoría de sus episodios, su mensaje siempre suele ser parecido, queriéndonos enseñar muchas veces cómo enfrentarnos a problemas sociales, familiares o médicos; y la sobrecarga del melodrama suele estar presente regularmente para sacarnos alguna que otra lágrima en determinados episodios. Pero, ¿por qué van a cambiar un formato semejante en la mayoría de series de médicos cuando el éxito está prácticamente asegurado?