En una sociedad en la que parece que el dinero puede con todo, incluso en situaciones en las que el ser humano prescinde de sus propios principios para conseguir un fin, el valor de producciones como Cuerdas (Estíbaliz Urresola Solaguren, 2022) es un soplo de aire fresco que nos recuerda la importancia del individuo y sus valores para el tipo de de sociedad que queremos construir entre todos. Cuerdas narra la historia de una mujer de noventa años que convive con su hijo y nieto y acude a una coral con otras mujeres a cantar. Ese lugar que reúne a un grupo variado de mujeres en Vizcaya les lleva a debatir entre ellas sobre el futuro del coro cuando se les termina la subvención que reciben para el alquiler de la sala y les ofrecen una oferta para mantenerla.
Este mediometraje de tan sólo treinta minutos nos lleva a seguir la historia de Rita en su rutina diaria y en concreto, en un momento de su vida en el que debe tomar una decisión importante para su futuro personal y el de quienes la rodean. Cuerdas aprovecha a su vez para sacar a relucir un problema común para muchos ciudadanos vascos que sufren la contaminación diaria de las fábricas en el aire que respiran o en trabajos que realizan en dichas empresas y que les han provocado enfermedades o ver cómo compañeros y amigos morían por sus efectos. En cierta manera, este mediometraje recuerda al corto Votamos (Santiago Requejo, 2021), no sólo por el debate que presenta en su historia sino también por la importancia del individuo en el poder de tomar decisiones que afectan a un conjunto de personas.
A través de los silencios de la protagonista que ayudan al público a reflexionar sobre la trama y con los que se crea un retrato acertado de su protagonista, Cuerdas nos muestra la transformación de Rita en una historia que expone brevemente la forma de actuar de tres generaciones en las que el sistema patriarcal ha influenciado a todos ellos en cierta medida. La directora Estíbaliz Urresola consigue poner la mirada en distintos temas para concienciar así al espectador de diferentes problemas que afectan a una parte de la población vasca y con los que con su protagonista, interpretada por una mujer que no se dedica a la interpretación profesionalmente, consigue darle un toque extra de realidad a una historia auténtica en la que la dignidad juega un papel relevante.
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