La novela de Annie Barrows y Mary Ann Shaffer es adaptada al cine por el director Mike Newell con un largometraje que lleva el mismo título que el del libro, La sociedad literaria y el pastel de piel de patata (The Guernsey Literary and Potato Peel Pie Society). En el filme se relata la historia de una escritora de clase media/alta que decide conocer a un grupo de vecinos que comenzaron su amistad durante la segunda guerra mundial cuando los alemanes ocuparon la isla de Guernsey, formando una sociedad literaria con la que una vez a la semana se refugiaban con libros, comida y bebida en una casa en la que crearon un escondite lleno de libertad en unos tiempos muy difíciles. La periodista decide conocer personalmente al grupo de lectura para escribir la curiosa historia de estos vecinos en el periódico The Times, y sin darse cuenta, se verá envuelta en la investigación de la desaparición de un miembro del grupo.
Con una estupenda puesta en escena en la que destacan sus localizaciones con zonas rurales con montaña y en plena naturaleza con las que viajamos a un pueblo donde sus habitantes llevan una vida humilde centrada en el campo y en la convivencia cercana con sus seres queridos y vecinos, La sociedad literaria y el pastel de piel de patata (Mike Newell, 2018) sabe separar y diferenciar los dos mundos en los que se mueven sus protagonistas —la escritora en la ciudad y el grupo de lectura en el campo—, y nos hace añorar los antiguos pubs ingleses y las casas de época en las que se desarrolla esta historia de intriga, drama y romance.
La sociedad literaria y el pastel de piel de patata relata una historia de amor tradicional en tiempos de postguerra que no sorprenderá al espectador pero que en la que destaca especialmente la protagonista de la cinta interpretada por la actriz Lily James, quien sabe desarrollar el encanto especial y las inquietudes de una joven cuya pasión es compartida por los vecinos que conforman el club de lectura y que encuentran en los libros una vía de escape en una época de matanzas injustas que dejaron rencor y dolor en la gente que sobrevivió a la guerra. La humildad de sus personajes, la localización en la que se desarrolla la historia y la sencillez con la que se describe su relato son los ingredientes necesarios para disfrutar de una película convencional y entrañable.
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