De vez en cuando viene bien volver a ver una película que ya vimos años atrás y de la que recordamos algunas de sus escenas, su música o algunas citas concretas que se nos quedaron guardadas. En muchas ocasiones, lo que sucede es que cuando volvemos a verla, nos hace disfrutar de nuevo en su segundo visionado. Eso es lo que le ocurre con La Tentación (A Walk on the Moon, Tony Goldwyn, 1999), una película ambientada en la América de finales de los años 60 en la que una familia pasa sus vacaciones de verano en un camping cerca de Woodstock y en la que todo empieza a cambiar cuando la mujer conoce a un vendedor de blusas que lleva una vida libre y sin ataduras.
Unos jóvenes Diane Lane, Viggo Mortensen, Liev Schreiber y Anna Paquin son los protagonistas de este drama en el que destaca una vez más la excepcional interpretación de Diane Lane, que demuestra cómo la vida puede cambiarte en un instante y el futuro se ve condenado a ese momento. Con ella podemos ver lo que es enamorarse, sentir esa atracción hacia otra persona y no poder evitar dejarte llevar por los sentimientos más que por la razón. Es curioso que las interpretaciones femeninas son las que más sobresalen en la cinta. El joven e inocente personaje que realiza la actriz Anna Paquin es otro de los que destaca frente a los interpretados por Viggo Mortensen o Liev Schreiber, quienes son menos convincentes y parecen estar menos involucrados en sus personajes, dejando que los de ellas luzcan más que los suyos propios.
El actor Tony Goldwyn, a quienes muchos conocemos por ser el villano de la película Ghost. Más allá del amor (Ghost, Jerry Zucker, 1990) o por la serie Scandal (Shonda Rhimes, 2012), se inició en el mundo de la dirección y la producción con esta película gracias a la ayuda de otros productores como el actor Dustin Hoffman. Con una maravillosa banda sonora en la que destacan artistas como It’s a Beautiful Day, Grateful Dead, Desmond Dekker o Richi Valens, La Tentación nos hace viajar en el tiempo hacia una época en la que las tradiciones estaban demasiado asentadas y el país buscaba esa libertad que todavía parece que seguimos buscando hoy en día.
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27/02/2018 at 13:28
Hay algunas escenas que son un poco esperpénticas como por ejemplo cuando Marty termina la conversación telefónica con Pearl diciéndola que no tiene nada que hablar con ella y Pearl susurra un sentido «lo siento», marcando a continuación el número de Walker y presentándose en su casa para acabar diciéndole que necesita que la lleve de vuelta a su bungalow.
Otra escena incomprensible es esa en la que su hija Allison le grita que la adolescente es ella misma y no Pearl , y Pearl comienza a justificar que ella no ha jodido su vida pero que no tuvo más novios que su marido, y que solo se acostó una vez con él y se quedó embarazada con 17 años (como si todas esas cosas no fueran consecuencia de decisiones que ella misma tomó ).
Tambien es un poco patético ver que después de no preocuparse por su hija más que cuando ella le dice que ha llegado hasta el final con su chico, Pearl le intenta imponer un horario cuando ella misma no tiene horario ni calendario y aparece por el bungalow cuando acaba sus aventuras sexuales con Walker sin tener ninguna preocupación por sus hijos.
27/02/2018 at 21:25
Hola Luis, muchas gracias por tu comentario. Lo cierto es que esas secuencias que indicas parecen querer reflejar la indecisión de una persona a la que el deseo le pide hacer una cosa pero la razón se lo impide y son también la reacción de alguien que no quiere que su hija lleve la vida que ella misma ha tenido y quiere evitar que la historia se repita en alguien a quien quiere. Me ha gustado oír tus comentarios al respecto. Nos vemos por la red. Un saludo.