El cine español ha hablado de maternidad especialmente en los últimos años, y se ha centrado en describir esa otra cara de la maternidad y los distintos tipos de esta que podemos ver en la sociedad actual. Los pequeños amores (Celia Rico Clavellino, 2024) puede parecer que describe también la maternidad porque lo hace, pero una vez vemos el filme nos damos cuenta de que, de lo que más habla es de esa responsabilidad que tienen los hijos con sus padres. La historia de Teresa nos hace viajar a unos días de verano en el pueblo de siempre en el que ella acude para cuidar a su madre cuando esta se cae y necesita ayuda hasta que recupere la movilidad completa. Su madre vive sola en el pueblo junto a la compañía de su perro, y la visita de su hija lleva a ambas a volver a convivir juntas durante un tiempo.

Las diferencias de las dos generaciones a las que pertenecen cada una de ellas son más que evidentes durante toda la película. Y no solamente en lo que refiere a las cuestiones tecnológicas, sino también lo vemos en las formas de ser de cada una de ellas con una generación más propensa a la protesta y a la lucha, frente a otra más conformista y acostumbrada a la aceptación. El realismo de esta historia familiar posee muchas semejanzas con nuestra propia historia familiar, ya sea por comportamientos que reconocemos en los personajes o por comentarios concretos de estos, y la cinta nos lleva a esa vuelta a la convivencia con un familiar, describiendo la dificultad que ello conlleva para la hija o el hijo que vuelve a la casa en la que vivió, o simplemente a convivir de nuevo con un pariente cercano.

La cotidianeidad descrita con total naturalidad y sencillez sirve como forma de reflexión de la vida que tenemos. Las excelentes actuaciones de sus dos actrices protagonistas interpretadas por María Vázquez y Adriana Ozores, un guión con unos diálogos y unas secuencias que están llenos de sinceridad, cabezonería y costumbres, y esa descripción de la soledad de muchas personas, tanto de nuestros mayores como de gente joven que vive de forma independiente, es todo ello lo que caracteriza a estas dos historias de vida que se entrelazan durante un tiempo, y crean este largometraje repleto de emociones que nos lleva a comprender un poquito más la vida y la responsabilidad de ser hija.


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