La vida misma mezclada con todo lo que el cine puede darnos, así definiría Parpadea dos veces (Blink Twice, Zoë Kravitz, 2024). El filme nos lleva a conocer a Frida, una joven camarera que se sumerge en las redes sociales ante la situación precaria que vive, y allí observa a un hombre de negocios con multitud de seguidores que pide perdón al mundo y anuncia una gala benéfica en la que ella va a trabajar. Cuando ambos se conocen, surge una conexión entre ellos que termina haciendo que, tanto Frida como su compañera de trabajo y piso, decidan ir en el avión privado del multimillonario a su isla privada.
El largometraje hace que sea fácil posicionarse en el personaje de Frida y cambiar de una vida llena de inestabilidad e indecisión a un entorno de lujos y riqueza acomodada en el que vive un rico y sus súbditos. Parpadea dos veces es visualmente creativa y está repleta de colores vivos, y su banda sonora con artistas como LCD Soundsystem, James Brown & The J.B.’s, The Chakachas o Candi Staton nos lleva a entrar en un thriller psicológico en el que la intriga cambia el rumbo hacia el que se dirige este relato. Jugando con el simbolismo, el relato nos va dando pistas y terminará con un mensaje tan actual como aterrador.
La ópera prima de la actriz Zoë Kravitz que aquí se convierte en directora y coguionista, no podría haber sido mejor. Una película que, en cierta medida, nos recordará al tipo de thriller psicológico que ofrece el director Jordan Peele en su filmografía, pero que aquí tiene un mensaje diferente al de Peele, que es a su vez tan honesto como real, y que conseguirá que nos adentremos en un largometraje cuya puesta en escena, interpretaciones —con un reparto repleto de caras conocidas con Channing Tatum y Naomi Ackie a la cabeza—, y montaje nos sorprenderá, especialmente si no se sabe mucho de la película antes de verla.
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