Cuando el tráiler supera a la película
En otra reseña que puedes leer aquí, hablaba de la idea tan equivocada de que un tráiler de cine de apenas dos minutos puede transmitirnos, ya sea por lo que se nos cuenta o por cómo se nos cuenta. Y Puro vicio (Inherent Vice, Paul Thomas Anderson, 2014) es un ejemplo de ello. En dos minutos nos han resumido la historia a la perfección y hasta la hemos entendido. Su tráiler también nos presenta a la mayoría de los personajes que componen la trama, comprendiendo la parte que le toca a cada uno.
Es sorprendente ver lo fácil que es entender la historia viendo el tráiler y lo difícil que es viendo la cinta. En dos horas y media que dura la película, el director Paul Thomas Anderson no ha sabido transmitir algo esencial para que podamos seguir el hilo de la trama. El espectador, al igual que el personaje que interpreta Joaquin Phoenix, va enfrentándose a cada nuevo suceso sin entender en ningún momento lo que está sucediendo.
De la sátira al desconcierto narrativo
Otra cosa que nos muestra el tráiler y que no se corresponde con la película es la velocidad de la narración y de las secuencias. Gracias a la fuerza y el ritmo de la canción ‘I want to take you higher’ del grupo Sly & The Family Stone, la amenidad funciona a pesar de la gran cantidad de personajes que se presentan. Entre todos provocan la risa del espectador, entendiendo así que otra de las características de la cinta será el humor.
Y sí, la película tiene toques de comedia, muchas provienen de bromas sexuales, y el resto, de la falta de inteligencia del protagonista. Aunque nos pueda parecer que la risa va a ser una de las peculiaridades de la cinta, una vez más el tráiler nos ha dado una idea equivocada.
Un protagonista tan perdido como el espectador
Con una buena puesta en escena que nos traslada a la California de los años 70, logramos viajar en el tiempo hacia la revolución hippie. Sin embargo, no llegamos a involucrarnos en esta enrevesada historia cuya narradora no ayuda deshilando los hilos que se van creando, y la cantidad de personajes que aparecen solo hacen que estemos tan perdidos como el propio protagonista.
Parece que la cienciología de la que habló Paul Thomas Anderson en The Master le haya hecho realizar esta cinta al director por puro vicio. Finalmente, parece que ha quedado en un intento de imitación de cine negro mezclado con humor insulso que produce —sobre todo en la segunda mitad de la cinta—, aburrimiento e indiferencia. ¿Cómo será la novela de Pynchon en la que está basada? ¿Igual de enrevesada y oscura que esta cinta?
