Lo de los títulos traducidos al español puede resultar hasta una broma en ocasiones. Es el caso de Wine Country (Amy Poehler, 2019), que en España se ha dado a conocer como Amigas con solera. La historia gira en torno a varias amigas que mueven sus apretadas agendas para celebrar el 50 cumpleaños de una de ellas en el valle de Napa en California.
La nostalgia de un pasado mejor juntas aparece en esta quedada, la cual se acompaña de una enorme casa para ellas y el alcohol que consumen continuamente. Este último ya es una característica principal normalizada como sinónimo de disfrute en la mayoría de los ámbitos. Y el cine es uno de los que así lo promueve. El humor es el protagonista principal, y con él pretenden bañar este viaje que quiere ser un tiempo para rememorar la amistad que les une.
Entre risas y conflictos personales
Amigas con solera es un largometraje que quiere ser entretenimiento para quien se sumerja en él. Y sobre todo, quiere enfatizar la importancia de la amistad entre mujeres en edades en las que estas son obviadas en lugares como el séptimo arte. Ese humor tan americano es el que define el ritmo de una trama que no se vuelve lo interesante que pretendía ser.
Las excepcionales interpretaciones de todo su reparto con Amy Poehler en la dirección y elenco, y otras caras conocidas como Tina Fey o Maya Rudolph, ayudan a que el espectador se anime a ver la película. Sin embargo, pese a que seguramente las historias beban mucho de la realidad que han vivido o conocido, Amigas con solera no es lo divertida o cautivadora que podía parecer en un inicio.
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