Acuarela (Il colore nascosto delle cose, Silvio Soldoni, 2017) narra la vida de un hombre adulto que se dedica a la publicidad y que una tarde prueba la experiencia de estar en una sala a oscuras con un grupo de gente. Allí conocerá a una mujer ciega con la que comenzará a quedar y descubrirá una forma distinta de ver las cosas a como él ve la vida.
Este drama con algún toque de comedia que es el que ameniza la historia, describe la vida de dos cuarentones con personalidades muy diferentes que parecen haberse quedado estancados en su época adolescente. Ella es una mujer responsable que se quedó ciega a los diecisiete años y aprendió a ser independiente a pesar de su deficiencia, mientras que él es un mujeriego que no sabe enfrentarse a sus problemas personales y sólo piensa en sí mismo. Un tercer personaje que da vida a una joven adolescente ciega a la que la protagonista da clases de francés es una de las figuras secundarias que nos enseñará el duro proceso de aceptar la realidad de tener una deficiencia y lo complicado que es llegar a ser dependiente.
Acuarela comienza centrándose en el personaje masculino y pronto la narración va girando en torno a ella, mostrando la independencia que posee en su vida y que nos dejará admirados. En la última parte de la cinta parece que se quiere dar la misma relevancia a ambos personajes aunque el verdadero motor de Acuarela es la actriz Valeria Golin, consiguiendo con su interpretación que sea más interesante seguir el hilo de la historia. Y es que la lentitud con la que se desarrolla su trama, la abundancia de estereotipos con los que se crea el romance o una música de fondo repetitiva en algunas secuencias con tono de alarma que no encajan, muestran los puntos débiles de este drama romántico.
Esta reseña también puede leerse en Cine En Serio.
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