El éxito reciente de Netflix ha sido el estreno de la película Dejar el mundo atrás (Leave the world behind, Sam Esmail, 2023). Seguramente sin actores de la reputación de Julia Roberts o el propio creador de Mr. Robot (Sam Esmail, 2015) tras los mandos de la dirección del largometraje no hubiera llegado a tener los visionados que ha conseguido, pero puede que también el famoso algoritmo que todo lo mueve hoy en día haya tenido que ver bastante en su éxito. También es verdad que Netflix parece haber creado la táctica de estrenar en diciembre, antes de terminar el año, películas con un cartel conocido y una historia jugosa para animar al espectador a verlas y mejorar así su prestigio. Lo hizo en 2021 con El poder del perro (The Power of the Dog, Jane Campion, 2021) y No mires arriba (Don’t Look Up, Adam McKay, 2021), y en 2022 con Puñales por la espalda: El misterio de Glass Onion (Glass Onion: A Knives Out Mystery, Rian Johnson, 2022) Desde luego, lo que está claro, independientemente de si la cinta es entretenida y merece la pena, es que le está saliendo bien a Netflix su estrategia.

Dejar el mundo atrás nos introduce en la vida de una familia que decide irse de la ciudad y pasar unos días de desconexión en una mansión moderna e impresionante. Desde su inicio, el misticismo que envuelve la historia se ayuda de una banda sonora con golpes de música continuados así como de constantes cambios en las posiciones de la cámara para mostrar distintos encuadres de sus personajes y localizaciones, y crear fabulosas composiciones como el plano en el que vemos a la familia dentro de la casa y al padre y a la hija fuera. Dividida en cinco partes que bien podrían haber sido menos al igual que la duración del metraje, el thriller se va cociendo de manera lenta junto con pequeños toques de ciencia ficción y en muchas ocasiones, piensas que estás viendo una película de M. Night Shyamalan sin saber si el final va a ser verdaderamente creíble y convincente. Y aunque el mensaje que traslada con su desenlace es interesante, el planteamiento hasta llegar a ello con imágenes o secuencias expuestas de forma alterna que se han encajado a la fuerza durante el desarrollo no justifican el resultado final, que se ve dañado por su composición general.