A pesar de la cantidad de películas y series documentales con contenido basado en crímenes reales que existe actualmente en las plataformas, incluso un episodio especial dedicado a este fenómeno en la sexta temporada de Black Mirror —leer reseña pinchando aquí—, es difícil encontrarte un documental en el que se trate con inteligencia y sin morbo un hecho tan singular y complicado como contar la historia de un crimen real. Y sin embargo, Santoalla (Andrew Becker & Daniel Mehrer, 2016) ha sido capaz de hacerlo —aunque uno de sus pósters de presentación no anticipara lo mismo—.

Empezando con un breve vídeo casero que grabó la propia víctima de la historia, pronto nos adentramos en una de las muchas aldeas gallegas que ha quedado casi abandonada y nos ponemos en contexto. La grandeza de la naturaleza que rodea la aldea de Santa Eulalia se mezcla con casas a punto de derrumbarse, y la tristeza de pensar en lo que hubo y ver lo que queda vuelve a hacerse evidente con el progreso de la llamada España vaciada. Con entrevistas a las dos únicas familias del pueblo, por un lado Margo Pool y por otro, Jovita Rodríguez, su marido e hijos; el documental nos muestra las dos perspectivas de un relación vecinal que empezó siendo cordial pero que terminó agravándose por la difícil convivencia con la familia Rodríguez por entre otras cosas, la oposición de la familia a dejar que la pareja holandesa fueran comuneros y pudieran tener los mismos beneficios que ellos por su trabajo como agricultores.

Una imagen que aparece en el documental ‘Santoalla’ (Foto: IMDB)

Para aquellos que hayan visto la película As Bestas (Rodrigo Sorogoyen, 2022) que está basada en esta historia real —leer reseña pinchando aquí—, viendo Santoalla comprobarán cómo muchos detalles de la película están cogidos de la historia real entre estos vecinos con un acercamiento muy verdadero de lo que aquí vemos. El documental muestra grabaciones de televisión con los protagonistas hablando en reportajes televisivos, fotografías y recuerdos de la vida de Margo y Martin así como momentos privados como el juicio acontecido tras la demanda que puso Martin Verfondern a sus vecinos por no dejarles que se les reconociera como comuneros.

El buen orden en cuanto a la estructuración del relato desde que la pareja holandesa se muda a la aldea gallega hasta poco antes del estreno del documental nos ayuda a seguir una estremecedora historia que el documental cuenta con bastante imparcialidad mostrando los testimonios de ambas mujeres. Su evolución nos ayuda a conocerlas y ver sus distintas formas de ser y estar. Santoalla es un documental para la reflexión sobre el comportamiento humano cuya estructuración y presentación es brillante. El silencio que reina combinado con las declaraciones de los protagonistas traen una historia que no dejará indiferente a nadie y que seguirá creando expectación con el paso de los años.