Invitación de boda (Wajib, Annemarie Jacir, 2017) nos adentra con una historia simple en el transcurso de un día entre un padre y un hijo que recorren la ciudad de Nazareth para entregar en mano las invitaciones de boda de la hija y hermana de cada uno. Siguiendo la tradición palestina en la que los hombres de la casa deben entregar en persona las invitaciones de boda, padre e hijo recorren con el coche toda la ciudad, adentrándose en las casas de los invitados y volviendo a disfrutar de un tiempo juntos desde que el hijo abandonara Palestina para hacer su vida en Italia años atrás.

El espectador iniciará así un viaje por la capital de Israel con la que conoceremos un poco más una ciudad desconocida para los occidentales, en la que sus habitantes conviven con hombres armados y en donde el tráfico parece colapsar la ciudad diariamente. Gracias a los encuentros que ambos tienen con los amigos de la familia, vamos conociendo más a los protagonistas y descubriendo una cultura en la que la guerra entre palestinos e israelíes sigue estando muy presente y el choque de opiniones se deja ver en las propias familias.

Los actores protagonistas Mohammad Bakri y Saleh Bakri en una escena de la película

Con Invitación de boda la directora Annemarie Jacir da a conocer al mundo la historia de una familia en donde sus dos generaciones tienen distintas formas de pensar y de ver la vida que parecen perturbar su relación familiar. Con un ritmo algo pausado pero con un tono de comedia que suaviza los problemas familiares, así como una simpleza que también recoge su grabación pero que es suficiente para adentrarnos en la historia de esta cotidiana familia, Invitación de boda es un interesante relato sobre dos generaciones que a pesar de haber vivido la vida de forma diferente, demuestran que el amor y el cariño que hay entre ellos es suficiente para respetarse y quererse, y todo ello parece ser una analogía con el conflicto bélico que sufre Palestina y que no parece tener fin.

Nota: 7/10