Y la historia se repite. Hace un año era El lado bueno de las cosas (Silver Linings Playbook, David O. Russell, 2012), película que fue publicitada hasta la saciedad gracias a sus sorprendentes nominaciones en los tan nombrados Óscar, y que tenía a los actores Jennifer Lawrence y Bradley Cooper de protagonistas. Esta vez, el director David O. Russell repite historia pero lo hace con un drama que intenta deslumbrar con toques de humor negro —en su mayoría flojos—, que hacen que la película llegue a hacerse larga y soporifera.
Con una gran primera escena en la que ya apreciamos el buen gusto musical del director —de eso no cabe duda, ni en esta ni en previos largometrajes como El Luchador (The Fighter, 2010) o Tres Reyes (Three Kings, 1999)—, el trío protagonista formado por los actores Bale, Adams y Cooper nos hacen retroceder al pasado con un logrado vestuario y unas grandes interpretaciones que son quizás, lo único que puede valorarse positivamente de esta cinta. Y es que la trama y su narración no son nada originales, los giros no sorprenden y la historia del desencanto del sueño americano ya está muy vista. Quizás la traducción española de American Hustle no vaya tan desencaminada cuando de lo que nos han hecho creer que es la película con tanta sobrecarga publicitaria a lo que realmente es, uno puede sentir que lo han estafado por el camino.
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