El musical del año nos cuenta la historia de una camarera que intenta convertirse en actriz a pesar de los continuos rechazos tras sus audiciones, y un músico de jazz que se ve obligado a adaptarse a una época en la que el jazz se está reinventando. Ambos luchan por sus respectivos sueños cuando se conocen y deben hacer frente a una de las épocas más difíciles de sus carreras. A través de la música pero sobre todo del juego continuo con la iluminación y los colores, la ciudad de las estrellas (2016) se convierte en un derroche de energía y positivismo con el que la cinta intenta que el espectador comience a soñar en una realidad posible y cercana que se recrea en las historias de cuento de hadas.
El director Damien Chazelle se estrena con su tercera película tras la espléndida Whiplash (2014), en la que vuelve a mostrarnos su obsesión por el jazz arriesgando de nuevo en este proyecto y exprimiendo al máximo cada secuencia. También por tercera vez es la unión tras la cámara de sus actores protagonistas, y es que Emma Stone y Ryan Gosling vuelven a mostrar que su química sigue cautivando al público, y se convierten así en la pareja de moda de Hollywood tras sus previos romances en las películas Crazy, Stupid, Love (2011) y Gangster Squad (2013).
Una imagen de la película con sus dos protagonistas
La La Land es una apuesta por una nueva forma de musical en la que visualmente vemos un torbellino de colores seguidos de constantes cambios en la iluminación, que dan lugar a unos planos de ensueño que sirven como apología hacia la lucha por nuestra ambición con un trasfondo claro a la fantasía del sueño americano, pero también con una crítica a las dificultades que tienen los artistas que no llegan a triunfar en el mundo del espectáculo. La historia está magníficamente contada, dejando atrás la tendencia linear de los romances en los musicales, y quizás la unión de todo ello sean los ingredientes del éxito de la cinta.
Nota: 8/10
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