El cortometraje And a Happy New Year (Sebastian Mulder, 2023) nos lleva a las últimas horas del último día del año en varios hogares que tienen mascotas conviviendo con los humanos. Con una cámara GoPro que sigue los movimientos de esos perros, vivimos las horas previas a la celebración de la nochevieja, y comprobamos rápidamente el miedo y estrés que comienzan a sufrir los animales cuando escuchan el sonido que producen materiales como los petardos o los fuegos artificiales.

La reacción de los dueños de esos perros ante la ansiedad y el horror que ven en sus mascotas, les lleva a responder de distintas maneras. Mientras que algunos de ellos llegan a medicar a los perros sin conseguir calmarles, otros intentan tranquilizarlos sin éxito mediante palabras o intentando conseguir orejeras para evitar que escuchen el mundo exterior. Ante una sociedad cada vez menos empática con otros seres humanos y en consecuencia, con los seres vivos que nos rodean; este cortometraje sirve para ponerse en el lugar del otro, que en este caso es un ser vivo.

Gracias al uso de las cámaras que llevan en los arneses estos perros, el espectador ve en primera persona el efecto que provocan estos sonidos en los animales. Vemos como los perros no quieren salir de las casas, se mueven descontroladamente sin saber donde meterse, ladran sin parar o simplemente, se quedan estáticos sin poder reaccionar por el mismo miedo que sienten. Una pesadilla que los humanos seguimos repitiendo sin tener en cuenta las consecuencias que provocamos con ello.

And a Happy New Year es una producción que pretende sensibilizar a la gente haciendo que el espectador se ponga en el lugar del otro, y observe el miedo y terror que provoca el uso de estos materiales en los seres vivos que nos rodean y en otros humanos que también tienen miedo y sufren cuando escuchan el ruido que producen productos como los petardos o los fuegos artificales. El cortometraje es un ejercicio de empatía necesario para concienciar a la población de las consecuencias de nuestros actos. Y es que, qué maravilloso sería el mundo si pensáramos más en quienes nos rodean y no tanto en nuestro interés propio. Seguramente de esa manera, la humanidad sería un lugar más respetuoso, amable y habitable.


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