La última película de Marcel Barrena no solamente nos recuerda la importancia de ser y hacer comunidad, también nos descubre una relación de pareja que dista mucho del significado de amor y unión sentimental que predomina en la actualidad. El 47 (2024) está basada en la historia real de Manolo Vital, un hombre extremeño al que echaron de su tierra y de su casa como a tantos otros en los años 50, y terminó creando un hogar en lo que se conocía como el extrarradio de la ciudad de Barcelona. Con ese empiece del largometraje que recuerda al comienzo de la película Camino a la perdición (Road to Perdition, Sam Mendes, 2002), con palabras aquí de una narradora que dice, «esta es la historia de mi barrio, de mi familia, de mi ciudad y de mi país»; descubrimos una historia sobre los valores y la humanidad en unos tiempos muy difíciles para mantener ambas cualidades.
El 47 no solo refleja la construcción de una comunidad de personas que a pesar de sus diferencias de opinión, luchan unidas por unos derechos que mejoren unas necesidades básicas que no tienen; también describe el compromiso social de las personas y dentro de todas ellas, se centra en la de sus dos personajes protagonistas: Manolo Vital, conductor del autobús número 47 en Barcelona, y Carmen Vidal, profesora que impartía clases para enseñar a niños y mujeres a leer y escribir. Basada en una historia real con la que la película rinde tributo a dos personas que, ya fallecieron pero han dejado un barrio mejor al que se encontraron cuando llegaron, el drama de su historia se entremezcla con toques de humor de personajes como el propio Manolo, o su vecino y amigo Felipín.
Y por si fuera poco, a todo ello se le suma una relación padre-hija (como también sucedía en Camino a la perdición siendo allí padre-hijo), y una descripción del concepto de familia que se construye gracias a las excepcionales interpretaciones de actores como Eduard Fernández, Clara Segura o Zoe Bonafonte, que crean un vínculo de complicidad que nos llevará a emocionarnos, llorar y sonreír en distintos momentos de la narración. El 47 es más que una historia de vital importancia hoy en día, que nos ayuda a no olvidar lo que sucedió para no volver a repetir los mismos errores. Además, es un filme que está fabulosamente escrito con un coro que pone voz y letra a un relato que describe la historia de Carmen y Manolo, dos personas que fueron e hicieron comunidad.
«Qué desencanto si me borrara el viento lo que yo canto»
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